15 de agosto de 2011

SANTOS Y PECADORES: REB MARLIN


Soldado, desertor, contrabandista, forajido... Reb Marlin, ha sido todas esas cosas y muchas más. Héroe en algunos mundos y criminal en otros, ha viajado y hecho negocios en gran parte del Imperio.

Gracias a su labia y su gran astucia, Marlin siempre tiene un plan para lucrarse incluso en las más inverosímiles situaciones, pero cuando las cosas se tuercen, también es diestro y expeditivo en el uso de las armas.

A pesar de estar buscado en varios mundos, siempre ha ido un paso por delante de la ley o al menos así fue hasta que los Avestitas le arrestaron por colaborar con la rebelión de las tribus nómadas de Pira.

Durante las Guerras del Emperador, Marlin sirvió como suboficial en las legiones al-Malik que se enfrentaron a los Decados en Pira. Al finalizar el conflicto, el Templo de Avesta obligó a ambas casas a una operación de desarme en la que gran parte de su maquinaria armamentística fue confiscada y puesta a recaudo en un búnker bajo el control de la secta.

Marlin fue de los pocos que tuvo acceso a los informes de inteligencia al-Malik que revelaban la localización de dicho búnker y se guardó la información con la intención de venderla u organizar él mismo una operación de robo del armamento en el futuro.

Quiso la fortuna que años después se viese en Pira con una acuciante necesidad económica y en la necesidad de abandonar el planeta antes de que ciertos indivíduos vinieran a "cobrarse" algunas deudas. Habiendo escuchado rumores de un nuevo caudillo nómada que había fortalecido a una de las cinco grandes tribus de bandidos del desierto, el cual andaba buscando armas de contrabando en que invertir el dinero de sus pillajes, Marlin vio la oportunidad de hacer un buen negocio.

A cambio de una cuantiosa suma, guió una expedición con los mejores hombres de Marmour el-Gherat, el misterioso nuevo caudillo de los Halil, hacia el alijo de armas. Para su sorpresa, los nómadas estaban bien armados y entrenados en tácticas de comando, lo que les permitió hacerse con el control del búnker y eliminar a los guardias Avestitas.

Saldadas sus deudas y con bastante dinero de sobra, a Marlin sólo le quedaba abandonar el planeta lo antes posible. Se olía que los nómadas estaban preparándose para algo más importante que asaltar unas caravanas y no quería estar en Pira para verlo. Por desgracia, subestimó la habilidad de los Avestitas para rastrear a los culpables. Tuvo la mala suerte de que le capturaran, pero al menos el hecho de que quisieran someterle a un interrogatorio exahustivo le salvó de ser abrasado en el acto.

Se hallaba preso junto a otros criminales en un Reptador del Desierto en un largo trayecto hacia Cathedra Avesti, cuando los caminos de Marlin y Salkias Karionte se cruzaron. Ambos se vieron envueltos en un suceso de posesión demoníaca que se cobró un gran número de víctimas y en el que sus propias almas estuvieron en juego.

Con sus custodios muertos, Marlin pudo escapar antes de llegar a Cathedra Avesti, aunque su breve encuentro con Salkias Karionte le hizo replantearse su fe y la vida que llevaba. Incluso volvió atrás para intentar liberar a Salkias de su cautiverio, pero ya se lo habían llevado preso para embarcarlo hacia Terra Santa.

Siguiendo las crípticas predicciones que la Llama Sagrada infundió en el sacerdote Eskatónico, Marlin consiguió llegar hasta sus compañeros, que se hallaban en la ciudad de Tarnatia, sitiada por las fuerzas de las cinco grandes tribus nómadas.

La semilla del cambio que se había plantado en Marlin terminó de germinar cuando pudo constatar el daño que sus acciones habían causado, ya que las armas que proveyó a los nómadas les permitieron saquear impunemente la ciudad. Al menos pudo aliviar un poco su conciencia ayudando a rescatar a Salkias de los Avestitas.

Actualmente, Reb Marlin ya no es un lobo solitario, pues le acompaña una niña a la que acogió tras ser masacrado el grupo de pregrinos del que formaba parte. El causante de la masacre fue el demonio y llegó a poseer el cuerpo de la propia chiquilla. Desde entonces, ésta no ha articulado palabra alguna, hasta el punto de que Marlin desconoce su verdadero nombre. Él la llama "Princesa" y se ha convertido en su protector.

No se sabe qué deparará el futuro a ésta pareja, pero tal vez puedan hallar juntos la forma de sanar sus heridas y alcanzar la redención.